22 Dic Tengo una carta para ti

QUERIDOS ALUMNOS Y ALUMNAS, Y A LA VEZ NUESTROS MAESTROS Y MAESTRAS…

Hace tiempo que quería escribiros porque aunque nos crucemos día a día en nuestras clases y formaciones, hay cosas que no os decimos todos los días: unas veces porque se nos despista, otras porque vamos corriendo e incluso otras porque no sabemos ni por dónde empezar.

Y quiero deciros tantas cosas que lo mejor es dejar a la pluma, o al lápiz o al cursor que salten libres por esta página en blanco…

Realmente todavía no sé qué es lo que me trajo hasta aquí y sin embargo pienso que es el mejor destino al que cualquier aventurero podría haber llegado. No sé por qué me metí por primera vez en un aula, pero gracias a vosotros, mis alumnos y alumnas y a la vez mis maestros y maestras, sé que es una de las mejores cosas que he hecho en mi vida.

Gracias por ser como sois. No pasa ni un solo día en que me vaya a la cama sin haber aprendido algo nuevo. Unas veces compartís con nosotros algo que no sabíamos, otras veces nos tarareáis la nueva canción de moda, otras veces nos mostráis una habilidad que ni tan siquiera conocíamos y otras nos contáis la historia más increíble que jamás habíamos escuchado.

Gracias por ese brillo en los ojos que mostráis cuando algo os toca muy dentro, cuando os emocionáis, cuando algo hace chispas en vuestra mente. Me refiero a ese momento en el que transmitís con la mirada que un cambio importante ocurrió «ahí dentro».

Gracias por vuestra forma de luchar, de defender vuestras ideas y recordarnos que la pasión crece cuanto más la practicas. Cada día nos dais una gran lección cuando nos enseñáis ideales, sueños e ilusiones.

Gracias por dar sentido a nuestra vida, a nuestro trabajo, por hacernos sentir que cada una de nuestras palabras y nuestros gestos puede tener un gran impacto en toda vuestra vida.

Gracias por habernos hecho ver con toda vuestra sinceridad y atrevimiento nuestros fallos, nuestros puntos flacos y todo aquello que nos queda por aprender.

Siento si alguna vez cualquiera de mis colegas o yo os hemos transmitido que no servíais para algo. Lo siento, de verdad. Lo más probable es que no era nuestra intención pero el cansancio, el estrés o el no tener más recursos nos ganó la partida. Si nos quejamos u os pegamos «el puro» no dejéis que os influya. No creáis esas frases de «no vales para esto«, o esas de «no llegarás a ningún sitio«, o las de «vas por muy mal camino«. Lo siento alumnos si os hemos hecho creer alguna vez que eráis «malos alumnos». En ese punto os mentimos. No existen los malos alumnos tan solo existimos profesores que no tenemos la suficiente competencia, habilidades o recursos para llegar a vosotros de la mejor manera.

Sé por mi experiencia que todos y cada uno de vosotros sois capaces de despegar, de luchar por lo que realmente queréis, de dejaros empujar hasta el infinito y de sobresalir de una manera increíble. Sé que sois únicos, especiales, irrepetibles, seres humanos sin igual.

No sé demasiado bien qué os ha aportado cualquiera de mis colegas, no sé si yo os habré aportado mucho o poco pero lo que sé con toda seguridad, es que todos y cada uno de vosotros y vosotras me habéis hecho sentir afortunada de tener cada día “los pies en el aula”. Gracias porque todos y cada uno de vosotros y vosotras, me habéis hecho ser mejor profesional y mejor persona.

Gracias, por formar parte de mi vida, mis alumnos y alumnas y a la vez mis maestros y maestras.

Reme Egea – “Con los pies en el aula”