El peligro de decir tantos «no» a nuestros alumnos

15 Mar El peligro de decir tantos «no» a nuestros alumnos

El peligro de decir tantos «no» a nuestros alumnos

Es posible que pienses que no nos aclaramos demasiado porque hace un par de semanas te planteábamos que es muy útil decir “no” a nuestros alumnos (y/o hijos) de vez en cuando y justo hoy parece que te planteamos la idea opuesta, pero no, tantos peligros tiene un extremo como el otro.

En algunos casos, a nivel educativo nos situamos en el otro extremo diciendo demasiados “no” a nuestros alumnos. Tanto es así que hay estudios que plantean que en es habitual que un niño llegue a escuchar al día más de 200 “no”: no grites, no corras, no hagas eso, no toques, no rompas, no metas el dedo, no digas, no te pongas de pie, no comas, no tires, no pegues, no llores, no, no, no y no.

PELIGROS DE SOBREUTILIZAR EL NO

De esta forma, sin ser realmente conscientes de lo que estamos haciendo, esta sobreutilización provoca ciertos peligros:

– Educamos más en la imposibilidad y en las órdenes negativas que no tanto en el reto, el desafío y en la constancia por conseguir algo.

– Aprenderán a decir fáciles no: en vez de buscar opciones será más fácil imitarnos y decir que algo no se puede hacer, tan simple y a la vez tan poco creativo.

– Dejamos de escuchar el no y solo por la prohibición acabamos siendo provocadores y haciendo aquello que nos han prohibido (por ejemplo, si te dicen que no metas el dedo en el enchufe…curiosamente es donde acaba metido).

OPCIONES ANTE EL NO

Como vimos en el post anterior, decir “no” es útil pero deja de serlo cuando se utiliza tantas veces y ante tantas situaciones distintas. Por ello, te damos algunas indicaciones para que cuando tengas que utilizarlo sea de forma mucho más productiva:

1. Decir cuándo sí podemos hacer algo y cuándo no: por ejemplo, imagina que vas con un grupo de alumnos en un bus urbano lleno de gente y uno de ellos se pone a gritar. Le puedes decir: “Recuerda que aquí en el bus tenemos que hablar suavemente y en otros sitios podremos gritar como en el parque, en la montaña, cuando estamos jugando en la playa, en la piscina, cuando cantamos en un karaoke o cuando estamos en el patio de nuestro colegio”.

2. Pensar en otros: Imagina que entras con tu hijo en una cafetería tranquila en la que se respira ese ambiente tan agradable y tranquilo, y se pone a gritar: “Cariño, mira a tu alrededor, si gritas en esta cafetería no dejas que la gente esté relajada haciendo lo que tanto les gusta. Mira aquella chica hablando por teléfono, aquel está mirando el periódico, mira esas dos amigas que están hablando contándose su fin de semana o esa mujer que está leyendo sus wassaps. Aquí tenemos que hablar despacito para no molestarles”.

3. Hablar de útil y no útil: Imagina que estás en el aula y uno de tus alumnos está gritando de forma desproporcionada para llamar a un compañero, le podrías decir: “Mira si vieses que a alguien están a punto de ser atropellado por un coche puede ser muy útil que le grites para que se dé cuenta y pueda salir corriendo pero si está a solo dos pasos de ti seguro que te puede escuchar sin que le grites tanto”.

VENTAJAS DE ESTA FORMA DE EDUCAR

Para mi esta forma de educar es un reto diario, ya sea con Giorgio y Leone (mis pequeñines de 9 meses) como con mis alumnos niños, adolescentes o adultos. Hay veces que pienso si realmente me entenderán, si algún día mis palabras harán efecto y con ello ayudaré a construir un mundo más respetuoso, pero aunque todavía no tenga la evidencia prefiero creer en esta hipótesis.

Yo creo que estas formas de educar y formar pueden hacer que en el futuro sean seres humanos con más humanidad, más respeto, con capacidad de autocrítica y con habilidades para ir superando exitosamente los retos que la vida nos pone cada día.

¿Cómo lo ves tú? Me encantaría saber tu opinión…

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Reme es una de esas atrevidas aventureras, de las que luchan por los sueños, una de esas apasionadas que nunca tira la toalla.