28 Sep El mundo convertido en un aula
Tenemos mucha tendencia a pensar que un aula es aquello que podemos encontrar definido en un diccionario como:
– “Recinto de un lugar educativo donde se dictan clases”
– “Sala donde se dan las clases en los centros docentes”.
Si realmente damos estas definiciones por válidas podemos llegar a entender cómo la utilización de aulas por parte de formadores y docentes llega a ser tan limitada ya que necesitan que se cumplan una serie de pautas básicas para llamarlo aula:
– 4 paredes (que pueden ser de ladrillo o incluso de pladur).
– Un techo.
– Un suelo (que puede ser de distintos materiales también).
– Y en muchos casos alguna que otra ventana.
¿Pero hay más opciones? ¿Existen opciones que nos permitan tener aulas baratísimas y fáciles de construir?
Desde Con los pies en el Aula, trabajamos este concepto porque pensamos que el aula no es realmente el espacio sino lo que ocurre dentro del mismo. Por eso, hoy te damos alternativas de 5 aulas realmente baratas que puedes utilizar en cualquiera de tus formaciones ya sea trabajando en un colegio, en una empresa o en cualquier otro lugar.
AULA 1: LOS PASILLOS.
Un pasillo puede convertirse en un espacio singular donde se compartan experiencias. Y estos se pueden utilizar con distintos objetivos:
– Para tener una clase con mucho ritmo en la que nos vamos desplazando por el espacio y que nos permita equiparar con aspectos que tienen lugar a lo largo del tiempo: una línea del tiempo para contar un hecho histórico, marcar los hitos más importantes de una empresa, hablar de cambios o incluso de nuestra propia línea del tiempo.
– Para tener una clase en activo cada vez que nos desplazamos por los mismos: por ejemplo pueden servirnos para colocar los resultados de una investigación, de un experimento, de un tema que hemos estudiado en el aula de 4 paredes o incluso para desarrollar una lluvia de ideas cada vez que pasamos por ese espacio.
AULA 2: UN PARQUE.
Un parque donde predomine el color verde y la naturaleza puede convertirse en un lugar perfecto desde el que desarrollar distintos proyectos, experiencias, reflexiones, etc. ¿Qué usos le podríamos dar por ejemplo?
– Plantear un problema de gestión del grupo de alumnos (si estamos en un contexto escolar) o de un equipo (si estamos en el contexto empresarial) para el que necesitamos encontrar distintas soluciones. El simple hecho de estar en medio de un contexto natural, activa nuestra capacidad de pensar en nuevas alternativas y soluciones. De algún modo…¡amplía el horizonte!
– Puede ser un buen lugar en el que trabajar en equipo y compartir distintas emociones, vivencias, sentimientos, etc. Es curioso pero los espacios abiertos nos permiten conectar mucho más fácilmente con nosotros mismos.
AULA 3: EL COMEDOR O LA CAFETERA.
Los espacios en los que cubrimos nuestras necesidades básicas de comer o beber se convierten en una de las mejores aulas del mundo en la que se producen procesos de enseñanza y aprendizaje sin igual. ¿Qué podemos hacer en estos lugares?
– Un comedor escolar, un restaurante o la simple máquina de café en una empresa, nos ofrece la oportunidad de conocer a nuestros alumnos. Es un momento en el que “bajan la guardia” y en el que al no sentir tan definida la línea entre profesor/formador y alumno, se sienten más cómodos mostrándose de forma más natural siendo una buena oportunidad para conocerles en profundidad a ellos y a sus inquietudes.
– También es un lugar útil para tratar de forma informal algunas problemáticas que se están dando a nivel de grupo o equipo. Este tipo de aulas permiten acercarse de forma relajada a los problemas, analizarlos desde un punto de vista más relajado y con ello encontrar alternativas para resolverlos.
AULA 4: EL PATIO O LOS ALREDEDORES.
El espacio que envuelve a las “aulas” tradicionales de 4 paredes puede convertirse en un espacio realmente barato (no hay que pagar luz, ni agua, ni comprar el último mobiliario para trabajar). ¿Cómo le podemos sacar partido a estos espacios?
– Para trabajar temáticas en grupos o equipos durante un corto periodo de tiempo. Este espacio permite que aunque se levante un tanto la voz o se hable de forma animada, no se molesten unos a otros y trabajen tranquilamente.
– Para activarnos con el movimiento y la recuperación de energía que este supone. En cualquier espacio cerrado, los movimientos son mucho más limitados por lo que pasadas unas horas vamos perdiendo nuestra atención y concentración por lo que trabajar en un lugar como el patio o los alrededores de la empresa, nos permite recuperar esta activación.
AULA 5: LA CALLE.
Ese espacio tan habitual en el que ocurren cosas sin parar, en el que pasan coches, personas y en el que se acumulan los sonidos puede convertirse en un aula de experimentación sin igual. ¿Qué opciones tenemos en medio de una calle para utilizarla como un aula?
– Es el lugar perfecto para darle vida a conceptos y habilidades que hayamos aprendido en el aula de 4 paredes. Nos permite probar, intentar, fallar, investigar y descubrir qué hay más allá de los contenidos teóricos.
– Para desarrollar experimentos sociales en los que aprendemos a interactuar con los seres humanos con quienes compartimos nuestro día a día. Esto permite encontrar similitudes y diferencias en nuestras formas de vivir y reaccionar ante situaciones cotidianas.
Como estos ejemplos te podríamos poner muchísimos más pero nos parece una muestra significativa a la hora de demostrarte que para tener un aula no se necesita mucho dinero, ni una reserva de aula, ni a un constructor sino que un aula se puede crear aquí y ahora, de la nada. Y tú, ¿utilizas otros tipos de aula?
Reme Egea
Maestra de Educación Física, Formadora en Habilidades Directivas y Gestión de Equipos, Psicóloga, Creadora del proyecto Train The Trainers, Conferenciante, consultora y socia de Proformación S.L.
Reme es una de esas atrevidas aventureras, de las que luchan por los sueños, una de esas apasionadas que nunca tira la toalla.
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