11 Abr Ejemplo de un mal proceso de adaptación en una escuela infantil (2ª parte)
La semana pasada estuvimos viendo una parte de los déficits que tienen los procesos de adaptación en algunos contextos escolares, en concreto en una escuela infantil.
No sé si recordarás que todo empezó y acabó con aquella frase de la directora del centro:
“No mami, te digo que tengo 25 años de experiencia y sé que lo que propones no funcionaría, por lo que éstas son las normas y no puedo dejarte que entres porque no podemos hacer excepciones. Los niños tienen que sufrir y no pasa nada por ello”.
Igual para ti esta frase no tiene tantos peligros, pero para mi tiene demasiado contenido que me hace pensar que ésta no es la educación que defendemos desde “Con los pies en el aula”. Nuestro equipo está comprometido en revolucionar algunas ideas sobre la educación, en darles la vuelta, en pensarlas y repensarlas atendiendo siempre en al futuro de esos pequeños seres humanos que están en las manos de otros.
Sea como sea, analizamos aquellos aspectos que me preocupan de la propia frase:
– Su tono ñoño e infantil: es curioso pero a mí no me gusta que me hablen en tono ñoño como si solo tuviese un par de años. Es más, no me gusta que a un niño de 2 años se le hable con ese tono porque es tratarle como tonto, como si tuviera menos capacidades de captar lo que pasa a su alrededor de lo que creemos. El agua es agua y no má, el perro es un perro y no un guauguau, dormir es dormir y nohacer nono. Hay que tratar a esos pequeños como seres humanos con capacidad para percibir mucho más de lo que creemos.
– “No mami…”:si a ese tono ñoño, lo acompañas con un “mami” todavía complica un poco más la situación. Yo me había aprendido su nombre desde el primer día, con lo que agradecería que si te vas a dirigir a mí, me llames Reme, mi nombre y un mami que al fin y al cabo pertenece a Giorgio y Leone.
– “…te digo que tengo 25 años de experiencia y sé que lo que propones no funcionaría…”:¿25 años de experiencia sin actualizar?, ¿tú sabes lo que ha cambiado el mundo en 25 años?. Me parece curioso que la experiencia llegué a primar más que la realidad. Aquello que llamamos experiencia es un resumen de la realidad que has vivido y si pierdes la capacidad de dejar entrar nuevas ideas y nuevas alternativas, creo que tu lugar no es la educación. Si trabajamos en el mundo de la educación tenemos que estar entrenados para escuchar, para probar, para experimentar y al menos probar opciones antes de decir que no funcionarán.
– “…por lo que éstas son las normas y no puedo dejarte que entres porque no podemos hacer excepciones”: ¿No pueden haber excepciones? ¿Qué es si no un proceso de educación? El proceso de enseñanza-aprendizaje se trata de excepciones que se convierten en regla. Me niego a pensar que todos los niños tengan que ser educados iguales. No todos necesitan los mismos abrazos, ni las mismas palabras, ni los mismos apoyos. Es más, para tener una educación exitosa no solo necesitamos adaptarnos a los distintos aprendices sino que además necesitamos la capacidad para ver que no todos los días los aprendices llegan de la misma manera. Me parece tan sorprendente que se intente educar a todos del mismo modo…
– “…Los niños tienen que sufrir y no pasa nada por ello”: ¿Crees que no sé que hay que superar la frustración? Por supuesto que lo sé, es más Giorgio y Leone llevan sintiendo frustración desde que nacieron: cada día cuando tienen que esperar que le dé la cucharada de comida a su hermano y después a él, cuando esperan para ser vestidos, cuando esperan en la ducha mientras sacas al otro, cuando esperan a que metas a su hermano en el carro, cuando tienen que compartir una botella de agua, cuando esperan a que los bajes del coche…ya te digo yo que la frase del día es después del 1 va el 2 y sí, sienten frustración, lo sé y me parece parte de su entrenamiento vital. Pero, ¿por qué meter más frustración de la necesaria?
Esta historia empezó y acabó el 1 de marzo que era el primer día que debían entrar oficialmente en la escuela infantil. Ese día y unos cuantos más me busqué la vida para continuar a su lado y buscar un lugar en el que pudieran ser más felices.
Y creo que lo hemos encontrado. Un lugar en el que me dejan acompañarles de la mano, saludar a su profesora, intercambiar nuestros últimos abrazos y besos antes de su jornada y la mía. Un lugar del que no salen con los ojos morados sino con la sonrisa en la boca, un lugar al que cada mañana me piden volver. Y sí, lloraron los primeros días, les entristecía separarse (y a mi más) pero antes de salir por la puerta del colegio, Dorys, su profe, había conseguido con abrazos y mimos consolarles, con juegos motivarles y con mucho cariño continuar educándoles.
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Reme Egea
Maestra de Educación Física, Formadora en Habilidades Directivas y Gestión de Equipos, Psicóloga, Creadora del proyecto Train The Trainers, Conferenciante, consultora y socia de Proformación S.L.
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