30 Jun Crear y planificar un curso – los ingredientes imprescindibles
Muchas veces nos encontramos con que es complicado dar forma a lo que sabemos. Todavía es más difícil cuando queremos trasmitirlo a los demás y que lo entiendan, lo vivan, lo disfruten y les sea de utilidad.
Preparar una formación, una clase o un entrenamiento llega a ser cómo crear un plato delicioso. En esa creación, llega a ser tan importante utilizar ingredientes de la máxima calidad como llegar a mezclarlos con maestría, las cantidades, el orden de la mezcla y esos toques especiales que hacen que esa formación sea toda una experiencia para aquellos que la saborean, en definitiva, aquello que le dará al plato toda su magia.
INGREDIENTES DE CALIDAD
¿Y cuáles son esos ingredientes necesarios para crear una deliciosa formación? Te contaré cuáles son nuestras claves para que una formación transforme con su magia todo aquello que puede transformar:
1. OBJETIVOS:
Es uno de los puntos de partida básicos para adentrarnos en cualquier actividad de nuestra vida. Es el “por qué” sobre el que se construirá todo aquello que planifiquemos.
Depende del contexto en el que trabajes te puedes encontrar con que los objetivos se te indican claramente (contexto escolar) pero en otros tendrás que descubrirlos por ti mismo con una investigación casi policial (contexto empresarial).
Sea como sea, los objetivos deberán indicar el lugar al que te diriges, lo que quieres que consigan los alumnos después de pasar por la formación. De este modo, puedes encontrarte con objetivos que hacen referencia a la transmisión de conocimientos, otras al desarrollo de habilidades, de valores y actitudes.
Una pregunta que te puede ayudar a elaborarlos sería la siguiente:
¿Qué te gustaría que consiga cada uno de tus alumnos al pasar por esta formación?
2. MAPA CONCEPTUAL:
Posiblemente esta sea una de las claves de la preparación de un curso puesto que permite lanzar una lluvia de ideas sobre los contenidos mismos del curso y cómo organizarlos.
Un mapa conceptual es una representación gráfica del contenido que pretendemos trabajar durante la formación que nos permite relacionar unos aspectos con otros y conocer las fases de aprendizaje por las que pasarán nuestros alumnos. De alguna forma, un mapa conceptual es una fotografía general del curso, una sola imagen que nos describe el proceso que experimentarán los alumnos.
Una pregunta que te puede ayudar a elaborarlos sería la siguiente:
¿Cómo sería gráficamente la foto de esta formación: puerto de salida, viaje y puerto de llegada?
3. CONTENIDOS:
Podría decirte que el darle vida a los contenidos, es prácticamente todo un arte. Los contenidos son todos y cada uno de los pasos que vamos dando para hacer realidad los objetivos que nos hemos planteado. Los contenidos vienen de nuestra experiencia y conocimiento. Tienen que ser comprensibles, graduales y sin ninguna duda tienen que hablar el lenguaje que habla el alumno. Es tu oportunidad de llegar a ellos, de tocar almas, de producir cambios, de moverles desde donde están para empujarles lo más lejos que puedas.
Los contenidos pueden llevar tu marca personal, tu toque, tu esencia para que realmente les seduzcan.
En este punto, cuando somos capaces de sacar toda nuestra creatividad e ir mezclando ingredientes (audios, videos, dinámicas, experiencias, ejemplos, investigaciones, etc.) podemos empezar a descolocar al alumno en la medida exacta para que se active esa cadena imparable de clicks de aprendizaje.
Una pregunta que te puede ayudar a elaborarlos sería la siguiente:
¿Cuáles son los pasos y herramientas que utilizaré para llegar a los objetivos?
4. CRONOGRAMA:
Cuando ya tenemos trazados los distintos pasos y las herramientas que utilizaremos, los situaremos en el recurso más importante que tenemos: el tiempo. Esto nos ayudará a ser concisos cuando necesitamos serlo, a recordarnos que el tiempo es un recurso limitado y de alguna manera a organizar nuestras ideas.
El cronograma puede indicar los tiempos que vamos a dedicar a cada paso e incluso el desarrollo mismo de la actividad que vamos a llevar a cabo. Pero tiene que ser práctico, funcional, sintético y de fácil comprensión, ya que cualquier compañero tiene que poder comprenderlo y eventualmente enseñarlo.
No obstante, recuerda siempre que tú mandas sobre el cronograma, no él sobre ti por lo que si tienes que hacer cambios en el proceso, en la misma clase…¡bienvenidos sean!
Una pregunta que te puede ayudar a elaborarlos sería la siguiente:
¿Cómo puedo organizar hora a hora mi clase?
5. POWER POINT:
Podemos utilizar distintas herramientas como apoyo y guía para nuestros alumnos pero un PPT nos permite estimular sus sentidos y con ello activar el aprendizaje. Si nos decantamos por el uso de esta herramienta tenemos que hacerlo muy visual, con informaciones esenciales, con poco texto e imágenes que consigan transmitir aquello que queremos.
Además de ello, el PPT nos sirve de guión a la hora de darle vida a nuestra clase.
Una pregunta que te puede ayudar a elaborarlos sería la siguiente:
¿Cómo transmito la información que necesito transmitir?
6. POLÍTICA DE EVALUACIÓN:
Son todas aquellas herramientas que utilizamos para determinar que se ha producido aprendizaje.
Podemos optar por distintos tipos de evaluación pero te diré cuáles son mis favoritas:
- La autoevaluación de los alumnos: es un elemento muy potente que les hace a ellos mismos ser los que se valoren, los que sientan realmente cuál ha sido el esfuerzo realizado y los resultados obtenidos.
- Cuestionario de satisfacción respecto al formador: puede ser por escrito o incluso hacer una ronda verbal en la que ellos te puedan valorar y sobretodo aportar todo aquello que necesitas mejorar. Un instrumento realmente potente.
En definitiva, la evaluación es el antes y el después, la forma más directa de decir que allí, en aquellas aulas, canchas, pistas de baile o lo que sea nuestra aula, ha ocurrido algo increíble.
Estos son esos elementos básicos que no pueden faltar para que el plato salga perfectamente, para que los alumnos comensales lo disfruten y para que el propio docente-chef del mismo sepa que todo lo vivido… ¡valió la pena!
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