05 May Una maestra con mucho arte… ¡y pasión!
Educar con pasión. ¿Por dónde empezamos? Era verano, pero con ese toque gris y lluvioso que puede caracterizar a un día en la gran ciudad inglesa. Había vuelto a Londres, años después de haber vivido en la misma. Cada rincón, cada plaza, cada gota de lluvia o cada paseo por el cauce del río era como estar otra vez allí reviviendo todas esas experiencias que tanto me habían hecho crecer.
Tenía un nuevo mes por delante. Un mes de soledad, de tranquilidad, de continuar descubriendo rincones escondidos y sobretodo un objetivo claro: continuar mejorando mi nivel de inglés, pero a mi manera (=a bajo coste, o mejor dicho, for free).
En mi búsqueda de alternativas encontré una que cambiaría radicalmente uno de mis gustos. La National Gallery ofrecía todos los días un recorrido gratuito por sus instalaciones guiado por una persona jubilada. Hasta ese momento, yo solía decir que no me gustaba el arte en lo que se refería a las pinturas, así, de forma tan contundente y genérica. Pero en aquellas salas todo empezó a cambiar…
A la mañana siguiente llegué 5 minutos antes del Tour y me quedé esperando en el punto de recogida hasta que aquella señora se acercó a los que allí estábamos desperdigados y solitarios. Nos preguntó:
– ¿Estáis esperando para la visita? Pues hoy voy a ser yo vuestra guía.
Y aquella señora de pelo blanco, y voz envolvente nos llevó hasta la primera obra de arte. A los 10 minutos de escuchar su explicación recuerdo haberme sentado en el suelo, como los niños cuando les apetece atender a lo grande una explicación, y disfrute, disfrute y disfrute. No te puedes ni imaginar hasta qué nivel de detalle era capaz de llegar, cada línea, cada costura de las ropas, cada personaje tenía su historia. Los trazos, la luminosidad, la mezcla de colores, la técnica con la que había sido pintado…¡y yo con la boca cada vez más abierta! ¿Cómo se podía sacar tanta vida a una imagen pintada en 2 dimensiones, sobre ese simple lienzo?
Como puedes intuir lo fascinante no era la pintura en sí misma sino la vida que cogía aquel cuadro, el artista y todo su arte al ser analizado por aquella señora. Era un cuento, uno de esos que te cuentan tus abuelos cuando te sobran todavía dedos en las manos para contar tu edad. Sin duda, era su PASIÓN en lo que contaba lo que hizo que saliese de allí pensando que el arte, el de los cuadros pintados sobre un lienzo me parece increíble. Y cuando se opta por educar con pasión, todo cambia.
Aquella señora era una “maestra”, un ser humano capaz de poner toda su alma para emocionar a los alumnos. ¿Y sabes cuánto se disfruta así como alumno? Como alumno son de esos momentos que puedes recordar de por vida, son aquellas cosas que no se te olvidan, esos maestros, profesores, que te marcan para siempre.
Me da igual de lo que les hables a tus alumnos. ¿Es de deporte? ¿O de economía? ¿Les hablas de cómo crear su propio negocio? ¿De aprender italiano o francés? ¿Les hablas de cómo marcarle un gol al portero o de mejorar la brazada en el crol? ¿Les hablas de cocina? ¿De música? ¿De moda?…¡Qué más da! Lo importante es que sea cual sea tu materia, la transmitas con PASIÓN, con los ojos iluminados cada vez que hables de ello, con entusiasmo, con energía, con unas ganas inmensas. De ese modo, sin casi darte cuenta, marcarás una vida tras otra. Hagas lo que hagas, apuesta por educar con pasión.
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