13 Jul ¿Castigos sí o castigos no?

¿Eres de los que piensan que el castigo no tiene ningún tipo de utilidad en la vida de sus alumnos? ¿O en cambio piensas que sin castigos los alumnos no podrían aprender?

Igual prefieres no mojarte en este tema y tan solo respondes con un “depende”…depende del contexto, depende de la edad, depende de la reincidencia, depende de las consecuencia o incluso depende de la gravedad…
Sea cual sea tu opinión, yo me atrevo a mojarme y considero que lo que llamamos “castigo” puede llegar a tener mucha utilidad siempre y cuando se haga siguiendo una serie de pautas que comentaremos en el post de la próxima semana.

Hoy tendremos en cuenta algunas consideraciones generales respecto al mismo término y las utilidades que puede tener en relación al aprendizaje de tus alumnos.

DEFINICIÓN DEL TÉRMINO

Según la RAE, el castigo es la “Pena que se impone a la persona que ha cometido un delito o una falta o ha tenido un mal comportamiento”. Se parta de esta definición u otras, yo prefiero darle una etiqueta diferente a la de “castigo” ya que esta parte de connotaciones negativas como podemos ver en su propia definición. En vez de llamarlo como tal prefiero utilizar la etiqueta de “consecuencias” porque considero que tiene un toque mucho más constructivo.

Es decir, cuando un alumno tiene una conducta que no resulta de utilidad para su propio desarrollo o que daña de algún modo al resto de sus compañeros. Evidentemente todos nos equivocamos en nuestro día a día, hacemos fallos, metemos la pata en algo y no es necesario que toda equivocación tenga consecuencias, ni mucho menos. Pero hay situaciones en las que la equivocación es reincidente o incluso llevaba la intención de molestar o dañar a otros por lo que en ese tipo de circunstancia es útil que tenga ciertas consecuencias para el alumno.

UTILIDAD DE LAS CONSECUENCIAS

No siempre es necesario que nuestras conductas tengan consecuencias para que podamos aprender, pero es muy curioso ver como en un alto porcentaje de situaciones, cuando no existe ninguna consecuencia, continuamos repitiendo una vez tras otra la conducta que podría ser modelada. A continuación te presento algunas de las utilidades que podría tener:

1.    En primer lugar, las consecuencias nos permiten pararnos a analizar y reflexionar en la situación que hemos vivido y en nuestra propia conducta. De alguna manera nos permiten ver con perspectiva cuáles han sido nuestras conductas, qué hemos hecho, a quién hemos implicado, cómo nos ha afectado a nosotros o a otros, etc.

2.   En segundo lugar, nos hacen aprender que no estamos solos en el mundo y por este motivo, a veces nuestras acciones afectan a otras personas. Esto puede desarrollar nuestra capacidad de atender a aquellos que nos rodean y con ello comprender qué es lo que sienten.

3.   En tercer lugar, nos resultan útiles para desarrollar nuevas formas de hacer las cosas ya que si no queremos que en el futuro vuelvan a producirse las mismas consecuencias, tendremos que cambiar algo en nuestra forma de hacer. Al pensar en nuevas opciones de comportamiento, vamos desarrollando nuestra creatividad.

4.   En cuarto lugar puede incluso ayudarnos a desarrollar nuestra personalidad ya que vamos aprendiendo a recibir de algún críticas y opiniones discordantes con el mundo que nos rodea. Si las consecuencias se trazan correctamente, pueden hacer que cada vez nos hagamos más autocríticos con nosotros mismos.

5.   En quinto lugar, otra utilidad puede ser la influencia que tiene en nosotros a la hora de valorar a los otros, las cosas mismas o incluso las experiencias por las que pasamos. Al tener consecuencias nos damos cuenta de que hay que cuidar el valor de todo y todos aquellos que nos rodean.

Y tú, ¿ves otras utilidades del “castigo” o en mi lenguaje de “poner consecuencias a los errores”?

Reme es una de esas atrevidas aventureras, de las que luchan por los sueños, una de esas apasionadas que nunca tira la toalla.