14 Jun Carta para ellos

Carta para ellos

Ya sé que no es el título apropiado, lo sé y os lo recuerdo día a día. No sois ni “los mellizos”, no sois “los bebés”, ni “la pareja”, no sois “ellos”, sois GIORGIO y LEONE, en mayúsculas, una de las cosas más bonitas que han ocurrido en mi vida.

Llegasteis el 14 de junio, por la tarde aunque mi sensación es de hace más tiempo porque 34 semanas antes, ya nos hacíamos compañía. Desde hace años mis días están repletos de acción: formaciones, viajes, amigos, proyectos, deporte, aficiones pero desde el momento en que sabía que estabais ahí dentro, os reservé un espacio de mi día. Por la noche, cuando acababa de cenar, compartía con vosotros el último pedacito de día, en el sofá, a veces con música, y siempre con un trocito de chocolate. Nos separaban unos cuantos centímetros de piel pero no los suficientes para que empezáramos a sentir que la vida nos iba a poner “los pies en la misma aula”.

Y sí, llegasteis semanas antes de lo esperado, prácticamente de urgencias. No fue fácil nuestro primer mes, ¿verdad? Vivimos allí en la Fe, entre la UCI de neonatos y las incubadoras. Tengo que reconoceros mi vulnerabilidad: yo me hacía la fuerte, os sonreía antes de irme, os tocaba, me despedía piel con piel pero cruzaba la puerta del hospital apretando los dientes y con lágrimas en los ojos cada noche. En mi mente solo un deseo cada mañana: que continuarais respirando y luchando hasta que yo llegase.

Y sí, no me fallasteis. Cada día continuabais allí, con vuestro kilito de peso, con vuestros huesecillos a flor de piel, y con unas ganas de vivir que solo he visto en aquellas salas de neonatos. Durante esos días os convertisteis en la mejor lección de vida, me quitasteis las ganas de quejarme por cosas tontas, y me conectasteis con lo más profundo que se puede sentir: un enamoramiento que solo crece cada día. En aquellos momentos no había preocupaciones de visitas, ni de qué os pongo, ni de si este es el carro perfecto o no, tan solo había un cuerpecito que se acoplaba al tocar la piel con piel (¡fantástica invención la del “canguro”!), un corazón que se me comprimía al veros dormir, unas minimanos que parecían de juguete y sonrisas fugaces que me hacían sentir la persona más afortunada del mundo.

Y sí, llegó el día en que visteis la luz exterior. Giorgio, tú la viste una semana antes que Leone. Aquel día fue una mezcla de alegría y dolor. Alegría por compartir contigo la primera luna pero dolor al sentir que tú Leone, continuarías esperando cada mañana en tu incubadora. Desayunaba, comía, merendaba, cenaba a tu lado intentado darte el mejor alimento emocional que pudiese. Y en una semana más estabas tocando los primeros rayos de sol.

Y sí, han pasado 12 meses, 12 intensos meses de dormir poco y vivir mucho, 12 intensos meses de conoceros a vosotros y a mí misma (¡tengo paciencia…y yo sin saberlo!), 12 meses que volvería a vivir una y mil veces, 12 meses de aprendizajes, 12 meses de tener los “pies en esta misma aula que es la vida”.

Gracias, muchas gracias con sonrisa y con lágrimas en los ojos, habéis revolucionado mi vida en mil sentidos. Me habéis hecho sentir que no es preciso elegir: que se puede ser mamá de Giorgio y Leone y a su vez profesional, que se puede continuar siendo amiga, deportista, bloggera, viajera, aventurera y mil cosas más a vuestro lado. Gracias por lo que cada día me hacéis aprender mientras jugamos o gateamos por el pasillo, gracias por esa forma de mirarme, de quererme pero sobretodo gracias por compartir a mi lado la mejor melodía que el mundo ha inventado: VUESTRA RISA.

¡Feliz primer cumpleaños!

I love you, Leone, Tururururururu!!

I love you, Giorgio, Tururururururu!!

Reme es una de esas atrevidas aventureras, de las que luchan por los sueños, una de esas apasionadas que nunca tira la toalla.